martes, 22 de mayo de 2012

Historia de Irlanda.


De la Irlanda antigua se conoce poca cosa, a pesar de que los primeros textos datan de los alrededores del 8000aC, no es hasta después del 416 dC cuando St. Patrick viaja a Irlanda y convierte a los irlandeses al Catolicismo, enseñando también a los monjes el alfabeto romano, el cual permitió conservar parte de la cultura celta oral.

No fue hasta 1171 cuando Enrique II de Inglaterra desembarcó en Waterford. El rey de Inglaterra otorgó los territorios de Irlanda a su hijo Juan, que fue proclamado "señor de Irlanda". En los años sucesivos las disputas entre los irlandeses y los ocupantes ingleses fueron constantes. Estos hechos se vieron fuertemente agravados cuando Enrique VIII y posteriormente Eduardo VI de Inglaterra rompieron con la iglesia católica romana (1536). Aunque Ingleses, Galeses y más tarde Escoceses, aceptaron convertirse a protestantes, los Irlandeses no lo aceptaron nunca. Este hecho será uno de los más determinantes en los posteriores 400 años.



A principios del siglo XVII, fueron enviados colonos Ingleses y Escoceses a Irlanda (protestantes). Al mismo tiempo una serie de leyes penalizaban la religión católica. En 1800 fue aprobada la llamada acta de unión, que unía legalmente la isla de Irlanda con Inglaterra, creando así la Gran Bretaña. Esta unión se pudo producir "gracias" al soborno que promovieron desde el gobierno inglés, otorgando títulos de nobleza británicos y gran número de tierras a los miembros de la cámara.

En los años posteriores hasta 1921, los conflictos fueron constantes, pero fue en este año que se firmó el tratado Anglo-Irlandés donde la Irlanda occidental y del sur, tomaba la autonomía actual. Al mismo tiempo, 6 de los 9 contados del Ulster, continuarían formando parte de la corona inglesa, con representación en el parlamento inglés. Entre 1922 y 1923 estalló una guerra civil entre los partidarios de Michael Collins (héroe de la guerra contra los ingleses y firmante del tratado Anglo-Irlandés) y Éamon de Valera (Presidente del parlamento Irlandés y opositor en el tratado por la renuncia a los contados del norte). Este hecho, produjo una profunda división social que todavía hoy está latente en las calles de Irlanda.

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